Andújar

Los primeros vestigios de la ciudad datan del Paleolítico, pero es en el Neolítico y en la primera Edad del Bronce cuando aumenta el poblamiento, debido a sus fértiles tierras y al desarrollo minero.

En época romana destacó el núcleo de Los Villares (Isturgi), importante centro de producción cerámica de “Terra Sigilata”. En Andújar existió un pequeño núcleo vinculado al puente que cruzaba el Guadalquivir. Los datos más significativos son de la ocupación musulmana como importante plaza fuerte. En el año 888, el emir Abd Alläh ordenó al general Ubaid allah ben Muhammad el refuerzo de las murallas de varias poblaciones, entre ellas la de Anduyar, y entre el siglo XII y principios del XIII los almohades realzaron la muralla. Tras la conquista cristiana, pasará definitivamente a manos castellanas de Fernando III en 1225 junto con otras poblaciones cercanas, vinculándose a la Orden de Calatrava.

Todavía se conservan algunos restos de la antigua muralla. Tenía forma trapezoidal y medía 1.750 metros, con 7 puertas, 48 torreones macizos y 4 grandes torres ochavadas, que servían a veces de almacén y otras para vigilancia del muro. También tenía 7 puertas. Delante de la muralla había un antemuro o barrera, terraplenes y fosos. El material empleado para su construcción era el calicanto y a veces cadenas de sillería o ladrillo, por lo que se deterioró fácilmente.

En el reinado de Carlos V, Andújar permaneció fiel al rey durante los levantamientos de las Comunidades de Castilla, por lo que le fueron concedidas varias aldeas para repoblarlas. Tras diversas epidemias y la expulsión de los moriscos durante los siglos XVII y XVIII, termina cediendo parte de su término para la creación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. En el siglo XIX destacan en Andújar la firma de la capitulación francesa, tras la derrota de la Batalla de Bailén, y su elección como sede de la Junta Suprema Central de Andalucía.

En el siglo XX acusó los efectos de la Guerra Civil y del asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza, y la intervención en la reconstrucción por Regiones Devastadas. El desarrollismo económico de los sesenta afectó a su urbanismo, operándose una profunda transformación en la ciudad.

Sus principales recursos naturales y paisajísticos se encuentran en el Parque Natural Sierra de Andújar, con relieves ondulados en el centro del territorio, paisajes abruptos en el curso de algunos ríos y arroyos, y relieves quebrados en toda la franja norte.

En estos parajes han encontrado uno de sus últimos reductos especies como el lince ibérico, el lobo, el águila imperial, el buitre negro, la cigüeña o el meloncillo. De las especies cinegéticas destacan el jabalí y el ciervo, tan abundantes que es frecuente verlos cruzar carreteras. Igualmente conviven en esta sierra el muflón, el corzo, el gamo, la liebre y el conejo. Además, existen 178 especies de aves, 49 de mamíferos, 21 especies de reptiles, 14 de anfibios, 10 de peces y una gran variedad de insectos.

En cuanto a su hidrografía, los ríos que recorren el término municipal de Andújar presentan curiosas particularidades, como el ser ríos bruscos en los cambios de dirección de su curso. Entre ellos: el Guadalquivir, el Jándula, el Yeguas, el Cabrera, Salado de Arjona y el Valmayor. Sus dos embalses se encuentran situados en territorio del Parque Natural como son el Embalse del Encinarejo y el Embalse del Jándula, el cual fue inaugurado por Alfonso XIII.

Existen otras zonas que también tienen importancia natural y paisajística como es la zona de las Viñas de Peñallana, situada en el preparque, la zona de la confluencia de los ríos Jándula y Guadalquivir en el Poblado de la Ropera, donde también existe una presa ideal para observar interesantes especies de aves acuáticas y/o practicar la pesca, o el propio entorno del Santuario de la Virgen de la Cabeza.