Cazalilla

Sobre el municipio

Municipio agrícola del este de la comarca, ya que las tierras labradas suponen la totalidad de su superficie. Sus vías de acceso son las carreteras comarcales JV-2302 y JV-2304, y por tren se encuentra perfectamente comunicada por su proximidad a la Estación de Espeluy.

Actividades

¿Qué visitar?

  • Centro de visitantes con vistas al Guadalquivir
  •  Iglesia parroquial de Santa María Magdalena
  • Torre de Calígula
  • Casa Carrilera
  • Casa del Pósito
  • Charcón de la Virgen de la Cruz
  • Parque Pilar de la Dehesa
  • Cerro de la Coronilla

Más información

Conoce más sobre Cazalilla, su gastronomía y sus costumbres en la web oficial del municipio.

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Historia del municipio

En su término está documentada la presencia humana desde la Edad del Cobre, tanto por la cerámica recogida en su casco urbano como por el asentamiento del Cerro de la Coronilla, en el Cortijo de la Atalaya. En torno al II milenio este centro se abandonó y volvió a ser ocupado a finales del siglo VI a. C. en la etapa más antigua de la cultura ibérica. En época romana existió un poblamiento disperso, probablemente villae, una de ellas situada en el actual emplazamiento de Cazalilla.

En época árabe fue uno de los iqlims en los que se dividió la Cora de Jaén, época de la que se encontró en la localidad una lápida sepulcral con el epitafio de un tal Ahmad b. Mauro o Mawru, que murió en el año 885, si bien los investigadores opinan que la localidad ya existiría en época visigoda pues dicho nombre es de raíz latina, lo que podría indicar que era un muladí (cristiano convertido al Islam).

En la reconquista aparece el nombre de Caztalliella en la delimitación de términos entre Jaén y Martos. En el Sínodo de 1311 aparece como una de las parroquias del arciprestazgo de Jaén.

En la segunda mitad del S.XV, durante la guerra entre la nobleza y el rey Enrique IV, Cazalilla es nombrada en diversas ocasiones con relación a su castillo. Uno de los hechos más significativos fue el acaecido el 23 de diciembre de 1471, cuando Fernando de Acuña, hijo del conde de Buendía, fue prendido por el alcalde del castillo, Diego de Frías, y lo entregó al Condestable Iranzo. Del castillo sólo queda el dibujo realizado por Ximena Jurado en el S. XVII. Este no fue el único bastión defensivo que existió en Cazalilla, ya que en el municipio también se localiza la Torre de María Martín, que formaba parte del conjunto de fortificaciones de vigilancia y control del territorio.

En la Edad Moderna la localidad sigue las pautas del resto de la provincia, con la recuperación socioeconómica en el XVI y la depresión en los S. XVII y XVIII. En el S. XVII cambia institucionalmente a villa, segregándose jurisdiccionalmente de la ciudad de Jaén.

Desde los orígenes del municipio, han sido varios los cazalilleros que la historia ha distinguido, destacando entre ellos: Aben Darray al-qastalli, poeta musulmán que vivió entre 958 y 1030, cuyos escritos se distinguen como una importante fuente documental de Al-Andalus y sus relaciones con los reinos cristianos; Fray Sebastián de San Hilarión, carmelita descalzo que intervino y fue testigo de excepción en el proceso de beatificación de San Juan de la Cruz; y Alonso Cañizares y García Ollero, ambos partícipesde la conquista y colonización de la región argentina del Río de la Plata, bajo el mando de don Pedro de Mendoza.

Su término municipal se extiende por la depresión del Guadalquivir, configurándose como un territorio ondulado entre cuyas lomas discurren varios cursos de agua como el arroyo de la Orden, que drena sus aguas al río Guadalquivir, o el arroyo Saladillo, localizado en el sector meridional. Su clima típico es el propio de Andalucía Oriental en el que los inviernos son largos y frescos, aunque no extremos, y los veranos largos y muy calurosos llegando a superar los 40º C. Tiene una gran influencia del clima mediterráneo, con una temperatura media cercana a los 17º C.

Cerca del núcleo de población se encuentra el Charcón de la Virgen de la Cruz, área recreativa ubicada sobre un antiguo vertedero recuperado como zona verde y que cruza a través de un puente el primero de los anteriores arroyos. Vinculada a estos cursos de agua encontramos una típica vegetación de ribera, en la que destacan juncos, carrizos, cañas, berros, yeucaliptos, álamos, olmos y sauces llorones.

El norte del término llega a tocar el río Guadalquivir y en esta pequeña zona se cultiva algodón y maíz. Es de los pocos municipios en los que el olivar está en minoría con los cultivos herbáceos como cereales, garbanzos, habas, matalauva y girasol, principalmente, aunque el olivar, que está en claro aumento, supone la mayor fuente de ingresos.

La caza menor, en especial de la liebre y de la perdiz, es abundante debido a que estas especies encuentran en los terrenos de campiña el lugar idóneo para la alimentación y la cría. Entre la fauna más representativa del territorio, además de las mencionadas, podemos destacar: el conejo, la jineta, la tórtola, el águila perdicera, la culebra de escalera y de agua, el lagarto común, el galápago común, la paloma torcaz y, aunque en menor medida, el zorro. Es uno de los pocos lugares donde todavía se ven en primavera y verano aves más esteparias como el sisón, e incluso la avutarda.

Otras zonas de esparcimiento para la población y los visitantes de Cazalilla son el Parque Pilar de la Dehesa, lugar de ocio y descanso que dispone de áreas de sombra con barbacoas, fuentes de agua y mesas, en una de las cañadas ganaderas que atraviesan la Campiña, y el Pilar Viejo, zona recreativa equipada de merenderos y buenas vistas a la Campiña.

En su término está documentada la presencia humana desde la Edad del Cobre, tanto por la cerámica recogida en su casco urbano como por el asentamiento del Cerro de la Coronilla, en el Cortijo de la Atalaya. En torno al II milenio este centro se abandonó y volvió a ser ocupado a finales del siglo VI a. C. en la etapa más antigua de la cultura ibérica. En época romana existió un poblamiento disperso, probablemente villae, una de ellas situada en el actual emplazamiento de Cazalilla.

En época árabe fue uno de los iqlims en los que se dividió la Cora de Jaén, época de la que se encontró en la localidad una lápida sepulcral con el epitafio de un tal Ahmad b. Mauro o Mawru, que murió en el año 885, si bien los investigadores opinan que la localidad ya existiría en época visigoda pues dicho nombre es de raíz latina, lo que podría indicar que era un muladí (cristiano convertido al Islam).

En la reconquista aparece el nombre de Caztalliella en la delimitación de términos entre Jaén y Martos. En el Sínodo de 1311 aparece como una de las parroquias del arciprestazgo de Jaén.

En la segunda mitad del S.XV, durante la guerra entre la nobleza y el rey Enrique IV, Cazalilla es nombrada en diversas ocasiones con relación a su castillo. Uno de los hechos más significativos fue el acaecido el 23 de diciembre de 1471, cuando Fernando de Acuña, hijo del conde de Buendía, fue prendido por el alcalde del castillo, Diego de Frías, y lo entregó al Condestable Iranzo. Del castillo sólo queda el dibujo realizado por Ximena Jurado en el S. XVII. Este no fue el único bastión defensivo que existió en Cazalilla, ya que en el municipio también se localiza la Torre de María Martín, que formaba parte del conjunto de fortificaciones de vigilancia y control del territorio.

En la Edad Moderna la localidad sigue las pautas del resto de la provincia, con la recuperación socioeconómica en el XVI y la depresión en los S. XVII y XVIII. En el S. XVII cambia institucionalmente a villa, segregándose jurisdiccionalmente de la ciudad de Jaén.

Desde los orígenes del municipio, han sido varios los cazalilleros que la historia ha distinguido, destacando entre ellos: Aben Darray al-qastalli, poeta musulmán que vivió entre 958 y 1030, cuyos escritos se distinguen como una importante fuente documental de Al-Andalus y sus relaciones con los reinos cristianos; Fray Sebastián de San Hilarión, carmelita descalzo que intervino y fue testigo de excepción en el proceso de beatificación de San Juan de la Cruz; y Alonso Cañizares y García Ollero, ambos partícipesde la conquista y colonización de la región argentina del Río de la Plata, bajo el mando de don Pedro de Mendoza.

Su término municipal se extiende por la depresión del Guadalquivir, configurándose como un territorio ondulado entre cuyas lomas discurren varios cursos de agua como el arroyo de la Orden, que drena sus aguas al río Guadalquivir, o el arroyo Saladillo, localizado en el sector meridional. Su clima típico es el propio de Andalucía Oriental en el que los inviernos son largos y frescos, aunque no extremos, y los veranos largos y muy calurosos llegando a superar los 40º C. Tiene una gran influencia del clima mediterráneo, con una temperatura media cercana a los 17º C.

Cerca del núcleo de población se encuentra el Charcón de la Virgen de la Cruz, área recreativa ubicada sobre un antiguo vertedero recuperado como zona verde y que cruza a través de un puente el primero de los anteriores arroyos. Vinculada a estos cursos de agua encontramos una típica vegetación de ribera, en la que destacan juncos, carrizos, cañas, berros, yeucaliptos, álamos, olmos y sauces llorones.

El norte del término llega a tocar el río Guadalquivir y en esta pequeña zona se cultiva algodón y maíz. Es de los pocos municipios en los que el olivar está en minoría con los cultivos herbáceos como cereales, garbanzos, habas, matalauva y girasol, principalmente, aunque el olivar, que está en claro aumento, supone la mayor fuente de ingresos.

La caza menor, en especial de la liebre y de la perdiz, es abundante debido a que estas especies encuentran en los terrenos de campiña el lugar idóneo para la alimentación y la cría. Entre la fauna más representativa del territorio, además de las mencionadas, podemos destacar: el conejo, la jineta, la tórtola, el águila perdicera, la culebra de escalera y de agua, el lagarto común, el galápago común, la paloma torcaz y, aunque en menor medida, el zorro. Es uno de los pocos lugares donde todavía se ven en primavera y verano aves más esteparias como el sisón, e incluso la avutarda.

Otras zonas de esparcimiento para la población y los visitantes de Cazalilla son el Parque Pilar de la Dehesa, lugar de ocio y descanso que dispone de áreas de sombra con barbacoas, fuentes de agua y mesas, en una de las cañadas ganaderas que atraviesan la Campiña, y el Pilar Viejo, zona recreativa equipada de merenderos y buenas vistas a la Campiña.

También merece especial mención el Cerro de la Coronilla, situado en el cortijo de la Atalaya, lugar en el que se ha identificado el primer asentamiento importante de Cazalilla, configurado gracias a su altura como elemento integrante de un sistema defensivo estratégico de la zona en la Edad del Cobre.

 

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