Sobre el municipio
Pequeño municipio situado al este de la comarca de la Campiña Norte de Jaén. Su núcleo urbano se sitúa en la cima de una loma, desde donde se divisa el río Guadalquivir al norte y las sierras de Jaén al sur. Es un municipio eminentemente agrícola con todo su territorio cultivado, ocupando el olivar más del 80%. Los cultivos herbáceos ocupan el territorio restante, situados principalmente en las riberas del Salado de Arjona . La actividad económica gira en torno a la olivicultura, la industria oleícola y el mueble de cocina.
Su acceso es a través de la A-311 que une Andújar y Jaén, así como por la JV-2302 desde Villanueva de la Reina y por la JV-2301 desde Arjona.



Actividades
¿Qué visitar?
- Arroyo Salado de Arjona
- Ayuntamiento de Lahiguera
- Castillo de La Tercia
- Fiestas de San Juan Bautista
- Fiestas de Santa Clara de Asís
- Iglesia Antigua de Nuestra Señora de la Consolación
Más información
Conoce más sobre Lahiguera su gastronomía y sus costumbres en la web oficial del municipio.
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Historia del municipio
La ubicación de Lahiguera sobre un cerro con amplia visibilidad sobre su entorno, junto a la facilidad de sus suelos para el aprovechamiento agrícola, propició su ocupación humana desde la prehistoria. Su ubicación obedece a que desde antiguo fue emplazamiento predilecto para el asentamiento de núcleos poblacionales y por sus buenas posibilidades defensivas.
Los restos arqueológicos más antiguos datan de finales del IV milenio y principios del III a. C. En el propio casco urbano apareció una de las primeras fortificaciones conocidas de esta época, así como estructuras de habitaciones y cabañas, junto con numerosos restos cerámicos del mencionado periodo. Algunos de estos asentamientos siguieron ocupados durante época ibérica, como Cerro Corbún y La Atalayuela .
En época romana estas tierras estuvieron densamente pobladas por pequeñas explotaciones agropecuarias y otras de mayor extensión que han sido identificadas como aldeas. De este momento se conserva aún en uso un puente junto a Corbún.
Aunque no se menciona en las crónicas, la localidad debió pasar a dominio castellano cuando Andújar y sus alrededores, por pacto entre Fernando III y Al-Bayassi.
En el siglo XIII aparece con el nombre de Fuente de la Figuera, pronto reducido a La Figuera y que algunos investigadores consideran que es una traducción de su denominación árabe.
Por privilegio de Alfonso X “El Sabio”, dado en Toledo el 20 de febrero de 1292, se concedía a la ciudad de Andújar, pasando a denominarse Higuera de Andújar. En el siglo XV pasó a ser aldea de Arjona dentro del señorío de la Orden de Calatrava, aunque en el plano eclesiástico siguió perteneciendo a Andújar, como se recoge en el Sínodo de 1511. Hasta el siglo XVII no consiguió su denominación como villa y con ello su independencia jurídico-administrativa. A pesar de ello, hasta hace pocos años seguiría siendo conocida como Higuera de Arjona hasta que el tesón de los higuereños y las higueretas les llevó a conseguir su actual denominación.
Entre sus joyas arquitectónicas destaca la antigua Iglesia de Nuestra Señora María de la Consolación, que fue construida a finales del siglo XV y principios del XVI, está cubierta por un artesonado mudéjar y posee una portada clasicista. Por su parte, la nueva Iglesia de Nuestra Señora María de la Consolación fue construida a mediados del siglo XX y presenta una gran sencillez arquitectónica.
El término municipal de Lahiguera se caracteriza por un relieve de lomas redondeadas en el que el cerro de la Atalaya, situado en su sector central, constituye su mayor elevación con 429 m ., y cerca del cuál se localiza el núcleo de población. En torno a éste, también se localizan cursos de agua a través de pequeños arroyos entre los que destacan el del Tesoro, del Pilar, del Gato, Donadío, de Cuatrocientas, Saladillo…, y el arroyo Salado de Arjona, que además de Lahiguera atraviesa otras localidades de la comarca, cuyas orillas son utilizadas para la siembra de cultivos herbáceos.
Su paisaje al igual que en otras poblaciones de la comarca, es el típico de campiña donde se alternan los olivos con los sembrados de cereales y otros cultivos que se dan en esta zona. El cultivo de olivar se extiende por todas las lomas y vaguadas, lo que ha dado lugar a la inexistencia de vegetación natural, salvo en cunetas y en cauces de algunos arroyos.
Su fauna ha experimentado cambios paralelos a la disminución de la vegetación natural y a las técnicas de laboreo del olivar. Especies como el petirrojo, el zorzal, el mirlo, el herrerillo y la curruca, o el lirón careto, la musaraña común, la comadreja o el ratón de campo, entre otros tantos, encontraban protección y alimento entre setos de majoleto, zarza, espino negro, granado o coscoja. La ausencia de herbicidas permitía la presencia de otras especies de aves como cogujada, totovía, buitrón y, en determinadas zonas, el aguilucho cenizo .
Todavía encontramos muestras de esta variada fauna si bien con menores densidades y en localizaciones concretas donde encuentran refugio. Por tanto, hoy en día encontramos principalemente liebres, topos, conejos y aves como la perdiz, la paloma torcaz, etc., muy abundantes en la campiña de nuestra comarca, ya que son estos hábitats los más propicios para su supervivencia al tener aquí comida y lugares donde cobijarse.