Torredonjimeno

Sobre el municipio

Emplazado en el sector occidental de Jaén, destaca por el cultivo olivarero en terreno de campiña ocupando la mayor parte de su superficie. La actividad industrial se ha reforzado con la industria derivada del aceite, la de la madera, fabricación de maquinaria agrícola, artesanía del metal, mármol y forja.

En los parajes del arroyo del Abandonado El Barranquillo aparecieron los primeros materiales humanos del Paleolítico. En la Edad del Cobre se colonizan estas tierras, en asentamientos como los de Piedras de Cuca, Cerro Buitreras Cerro Portichuelos, y el actual emplazamiento urbano. Ya en Época Ibérica proliferan asentamientos fortificados como Fuencubierta, Cerro de la Covatilla, Cerro Carnicero o la Cortijada de Arcos . Dependían de la gran Tucci ibérica (Martos) que en época romana fue Augusta Gemella.

Actividades

¿Qué visitar?

  • Iglesia de Santa María
  • Convento de Nuestra Señora de la Piedad
  • Ayuntamiento
  • Iglesia de San Pedro
  • Castillo de Torredonjimeno

Más información

Conoce más sobre Torredonjimeno, su gastronomía y sus costumbres en la web oficial del municipio.

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Historia del municipio

A su pasado visigodo corresponden las importantes piezas arqueológicas aparecidas en la localidad, el tesoro de Majanos de Garañón, uno de los mayores conjuntos de orfebrería de este periodo en España.

Durante dominación islámica debió ser una pequeña población. En torno a los siglos XII y XIII levantaron una fortificación mediana. Tras la conquista castellana de esta comarca por Fernando III “el Santo”, el mismo rey la entregó en 1228 a la Orden de Calatrava y pasó a la Encomienda de la Peña de Martos y de Víboras. La Orden reestructuró el castillo y a su alrededor se configuró un núcleo urbano, que en el S. XIV era calificado de «logar». Su situación fronteriza con el reino de Granada animó a construir atalayas, las Torres de Fuencubierta, de Benzalá o Alcázar. Con estas defensas pudo resistir otra incursión musulmana en 1.471, tras la cuál las tropas castellanas comandadas por Diego López Pacheco, Marqués de Villena, vencieron a los musulmanes, por lo que, en agradecimiento mandó edificar la ermita de la Virgen de Consolación .

En 1558 la reina Doña Juana eximió a la localidad de la jurisdicción civil y criminal de Martos, comenzaba así su andadura como villa. A mediados del siglo XIX su población llegaba a los 5.787 habitantes y contaba con siete molinos harineros y veinte de aceite, una fábrica de sal y quinientos telares de lienzo de lino. Alfonso XIII le concedió el título de ciudad en 1911.

La vocación eminentemente agrícola de sus tierras ha contribuido a la progresiva desaparición de la superficie forestal, representada principalmente por un encinar relíctico, en manchas repartidas por distintos puntos, acompañado por jaras blancas, retamas, espárragos silvestres y distintas hierbas anuales. También cañaverales en ambientes riparios próximos a los cursos de agua del territorio, junto a chopos, mimbres y tamarindos. Curiosas resultan especies traídas de otros continentes, como los eucaliptos australianos y las chumberas, junto con melias, plátanos y olmos.

Por tanto, su fauna es aquella adaptada a este ambiente agrario, con especies de aves sedentarias como jilgueros o colorines, verderones y verdecillos, cogujadas y perdices. Mientras, otras migratorias venidas de África como la tórtola, el cuco, la collalba rubia y la golondrina, el vencejo y el avión, llegan a estas tierras en busca de lugares idóneos donde reproducirse o donde alimentarse. Con la llegada del frío las anteriores son sustituidas por el petirrojo, la curruca capirotada, lavanderas, mosquiteros y zorzales.

Al sudeste de la localidad se encuentra la colina El Calvario, pulmón de Torredonjimeno en cuya cima está la ermita de San Cristóbal, actualmente en ruinas, escenario del Vía Crucis que se celebra el Lunes Santo al anochecer. También a escasos kilómetros de la población se ubica La Covatilla, peculiar paraje con grietas profundas en la tierra y en algunas de las cuales se encuentran unas oquedades a modo de cuevas poco profundas pero suficientes para despertar la curiosidad de cualquiera.

Este municipio ofrece la posibilidad de realizar un recorrido por diferentes torres vigías de época musulmana, tales como: la Torre Fuencubierta, a mitad de camino entre Torredonjimeno e Higuera de Calatrava, es el torreón mejor conservado; la Torre Alcázar, i ncluida actualmente en una cortijada ubicada en la frontera con Porcuna, ocupando el lugar perteneciente a la antigua Sacili romana; y la Torre Benzalá, en un a zona catalogada de interés arqueológico, alberga las ruinas de un antiguo poblamiento medieval, aunque se han encontrado abundantes restos ibero, romanos y árabes.

Hay que destacar la Vía Verde del Aceite basada en los infinitos olivos y los nueve viaductos metálicos del siglo XIX, por donde transitaba el conocido como Tren del Aceite, que en sus 55 Km . de trazado jiennense atraviesa Torredonjimeno, entre otros municipios.

Igualmente, destacan parajes que se identifican en entornos vinculados al aprovechamiento del agua, como es el caso de el Molino del Cubo, molino harinero fortificado de 1.437 que, en el límite tosiriano con Martos y Jamilena, ofrece un paraje natural de un alto valor ecológico y paisajístico; y otros de gran valor sentimental para la población, como: la Fuente “Payá”, en un barranco de una gran riqueza ambiental y paisajística; la Fuente “Fuera”, posiblemente la más antigua de la localidad, a los pies del Calvario; la Fuente de Martíngordo, próxima a la carretera de Martos, en la vía Augusta; o la Fuente de San Roque, ésta en el casco urbano en el barrio del mismo nombre.

Otro entorno que resulta de interés es el de La Salina de San José, a unos 4 Km . al suroeste de Torredonjimeno, a cuyos pies pasa el Arroyo de San Nicasio, y al que se puede ir tanto en bici como en coche.

 

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