Sobre el municipio
Pequeño municipio en extensión próximo a la capital de la provincia de Jaén, en su término municipal predomina el terreno llano con alguna zona de desniveles y su casco urbano se encuentra situado en lo alto de un montículo. La población de Villardompardo, cabecera del antiguo condado de los Torres y Portugal, presenta desde lejos una silueta inconfundible con sus dos torres, la de la iglesia y la del castillo. La actividad económica existente en el municipio es casi de manera exclusiva la agricultura, y en concreto el olivar de secano, que ocupa la práctica totalidad de la superficie del término municipal.
En los últimos años se ha intentado diversificar esta actividad con la creación de una cooperativa textil y una carpintería de aluminio y madera. También hay que destacar como recurso potencial susceptible de explotación las canteras de yeso de la localidad.
Actividades
¿Qué visitar?
- Castillo de Villardompardo
- Iglesia de Nuestra Señora de Gracia
- Ermita de la Virgen de Atocha
- Ermita San Roque
- Ayuntamiento
- La Charca de Pajarejo
Más información
Conoce más sobre Villardompardo, su gastronomía y sus costumbres en la web oficial del municipio.
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Historia del municipio
Del origen de la presencia humana en el término de Villardompardo existen distintas muestras, destacando dos asentamientos en concreto. Vestigios de la Edad del Cobre se localizaron en Piedras de Rata, con cerámicas características de este período aparecidas en todo el territorio de la campiña jiennense. Este asentamiento perduraría en época Ibérica hasta llegar a villae con los romanos; de estos últimos existen restos interesantes como un aljibe rectangular con esquinas redondeadas, y distintas muestras cerámicas con tégulas y terra sigillata.
El otro asentamiento es el localizado en Cerro Pelado, próximo al anterior, con restos de la época ibérica entre los que destaca un recinto fortificado con estructura pentagonal con varias líneas de amurallamiento, que volvería a ser utilizado durante la época romana.
En época islámica, Villardompardo no era más que una pequeña alquería que, tras la conquista cristiana, el rey Fernando III el Santo concedió a don Pedro Aznar Pardo, quien levantaría la fortaleza y le dio el nombre con el que hoy la conocemos: Villar de don Pardo. Este primer donadío de época de la conquista iría acrecentándose durante la minoría de edad de los reyes Fernando IV y Alfonso IX, y la guerra entre Pedro I y Enrique de Trastámara, hasta convertirse en señorío. En 1371 Villardompardo le fue entregado como señorío en las Cortes de Toro por Enrique III a don Pedro Ruiz de Toro.
En 1394 don Fernando de Portugal se casó con la heredera del señorío de Escañuela, formando con sus posesiones (Villardompardo y Escañuela) el señorío de los Torres y Portugal. Este linaje entroncaría con el Condestable Lucas de Iranzo, quien añadió las posesiones de la Casa de Villargordo, formándose así un gran señorío. La fortaleza jugó un importante papel en las guerras nobiliarias de la época, momento en el que se levantaría la gran torre del homenaje.
En tiempos de Felipe II la villa se convirtió en cabeza de condado de Don Fernando de Torres y Portugal, Conde de Villardompardo, quien realizaría la transformación del castillo en residencia palacial. Finalmente fue incorporado al marquesado de Bélgida, en el que permaneció hasta el siglo XVIII.
En torno al curso del río Salado de Arjona, Villardompardo se ofrece como un conjunto de lomas ligeramente superiores a los 400 m. de altitud, sobre terrenos principalmente yesíferos, en el camino que une Andújar con Torredonjimeno y Martos pasando por Arjona. Su vinculación al olivar lleva asociado un paisaje monótono típico de la campiña olivarera de la zona.
Como la economía de este municipio se basa en el cultivo de la tierra, el paulatino aumento de la práctica agrícola, principalmente del olivar, ha ido eliminando la vegetación natural de manera progresiva. De ésta se muestran retazos en los cauces de los arroyos y en aquellas zonas que por su peculiar configuración resultan complicadas para el cultivo.
Esto ocurre en el paraje del Regajo de los Arroyones, en el Puente del Villar, donde junto a la vegetación típica de los ríos existen vestigios de encinar. Se ha desarrollado un pequeño bosque de galería con olmos, principalmente, chopos, mimbres y zarzas, y cañas, juncos y mimbres en las zonas más degradadas.
El dominio olivarero permite una fauna característica de esta campiña, con jilgueros, verderones, chamarines y tórtolas, o petirrojos, zorzales y currucas, que utilizan el olivar para nidificar o como zona de invernada. Los más abundantes en la población son el gorrión común y el estornino, y las golondrinas, aviones y vencejos que llegan de África con la primavera y nidifican en las edificaciones apropiadas. Mientras, estos son sustituidos en invierno por colirrojos, lavanderas y mosquiteros. Dentro de los mamíferos podemos mencionar el ratón común, la musaraña y, durante el período estival, el murciélago. Por otro lado, también encontramos el sapo corredor, la salamanquesa y la culebra ciega, entre otros.
Entre los parajes naturales de interés destaca, por albergar la celebración de la romería de San Isidro, el paraje conocido como Las Piedras de Eulogio, y tampoco podemos olvidar la Charca de Pajarejos, charca natural que se forma cuando llueve abundantemente funcionando como un ecosistema húmedo temporal donde anidan distintas aves acuáticas, y al que se puede acceder con turismo a escasos 5 Km. de la localidad.